ASÍ ME ENSEÑASTE PAPÁ

ASÍ ME ENSEÑASTE PAPÁ

SIEMPRE que no he estado de acuerdo en una decisión «educativa» tomada por el centro escolar público en que mis hijos están escolarizados, lo he hecho saber. Ya sabéis que, además de defensora de la atención a la diversidad, soy defensora del diálogo y la corresponsabilidad. Además como Maestra que dispongo de título, 20 años de experiencia y estoy activa, no sólo como madre y miembro de la comunidad educativa además de que por ley, por coherencia se me debe permitir aportar, debiera haber sido mínimo atendida. Bien, eso no ha ocurrido. Tengo documentos firmados y sellados de prueba.

Por otra parte, sabéis que mi hijo Pedro está valorado como superdotado después de las mil y una situaciones denigrantes por las que tuvo que pasar (podéis leer su periplo en el blog) pero no olvidéis que, aunque en mi familia hubiera otros superdotados, mi hermano pequeño está diagnosticado (desde los 6 años, tiene 31), de discapacidad intelectual por retraso mental por sufrir hipoxia al nacer. NO lo olvidéis pues esto es importante, ya que ha hecho me vaya modelando no como una defensora de la Alta Capacidad si no como una defensora de la Atención a la Diversidad, de la valoración de cualquier persona por encima de todo. Y si es menor, ni te cuento.

Unos nacen con la posibilidad de ser grandes jugadores de baloncesto y otras, como yo que mido 1,52 cm., me costaría meter alguna canasta en un partido de barrio cualquiera, pero ello no exime que a ambos se nos permita coger un balón de baloncesto. Todos, todas tenemos derecho a una pelota, a una educación de calidad. Los altos, los bajos, los superdotados, las personas con discapacidad,…

En otro orden, pareciera no necesario tener que exponer esto, pero lo es: LAS LEYES ESTÁN PARA CUMPLIRLAS Y SI NO SE CUMPLEN SE DEBE ACTUAR, no yo, TODOS: Ud., la Administración a la que se informe,…

 

Bien, no voy a hablaros de todas las peticiones no atendidas en el centro escolar, tampoco voy a exponeros que en 4 años mi hijo valorado como superdotado ha pasado de tener ACAI a no tenerla; de sugerirse por tutor una FLEXIBILIZACIÓN, a indicarse “de arriba”, sin ver al menor y casualmente cuando más activa estaba la Asociación que presido, que no procede; o de que debido a que sus necesidades no eran/son cubiertas en la institución OBLIGATORIA a la que DEBE acudir hasta los 16 años, tuvimos antes y tenemos ahora que modificar modus de vida, trabajo, economía, … para afrontar esto.

 

Hoy os voy a hablar de lo que la gente se cree que es tener un sello y firmar por muchos.

La gente se cree que ante una solicitud de evaluación psicopedagógica regulada por un Decreto, pueden responderte que no procede por unas Instrucciones (normativa de menor rango que NUNCA puede prevalecer sobre este); hacen creer que tú pides la evaluación porque quieres un papel que diga que tu familiar es Alta Capacidad, no exponen que llevas 1 año solicitando medidas preventivas en el aula PORQUE UNA SITUACIÓN NO ATENDIDA, UNAS NECESIDADES DE APOYO NO SATISFECHAS, TIENEN CONSECUENCIAS; se convencen de que con ser mayoría en sus escritos y respuestas, te anularán, anularán tus sugerencias, tus peticiones, tus derechos, tu actividad asociativa y de reivindicación social.

 

La verdad es que sentí que lo consiguieron. Me mellaron, me rompieron y tiraron los restos.

Pero esos restos escuchaban: “¿así te enseñó papá?” y se volvieron a soldar.

Así me enseñaste papá: contacté con prensa, con la Delegación de Gobierno, con el Defensor del Pueblo Andaluz, con el Defensor del Menor, elaboré hasta 40 escritos, los registré, solicité y acudí a no sé cuantificar cuántas reuniones en centro escolar, en Inspección, en Ordenación educativa; emprendí acciones legales, activé el Protocolo de Acoso Escolar, expuse todo a la Fiscalía de Menores y lo registré en la Alta Inspección (depende del Ministerio no de la Delegación Territorial).

Las respuestas se iban sucediendo. Unas resquebrajaban de nuevo, otras soldaban con más fuerza.

Recopilé pruebas. Tengo esas pruebas, esas contradicciones, esas negligencias, esas barbaries firmadas por muchos y sellada por el sello que anquilosa los derechos que también promulga.

Todo ello mientras pasaba el tiempo y con ello, se sucedían las consecuencias, las aberrantes consecuencias para una niña de 6 años, para un niño de 9, para su padre y, sí, también para mí.

Pedro, ahora con migrañas recurrentes se ha visto obligado a afrontar un cambio de colegio, otro más; su hermana de 6 años, rota, asustada, expuesta,… empezó a asistir a salud mental, dejó de ir al centro escolar, se quedó en casa y ahora no nos planteamos y sólo cuando se nos obligue, más que la inclusión en un centro privado para recomponer sus pedazos y que no deteste lo que tanto ama: aprender. Su padre y yo nos soldamos el uno al otro los resquebrajos.

Ayer nos informaron que se ha procedido mal, que se va a sancionar, que se va a retrotraer todo ¡al 19 de enero de 2018! (como si las máquinas del tiempo existieran) y a anular lo firmado y sellado por contradictorio y negligente… Y yo me pregunto: ¿anular qué es?

Anular no puede ser romper un informe que me dieron el 24 de abril (respuesta al 19 de enero) firmado por el equipo educativo de mi hija e igualmente firmado por la orientadora del centro que nunca la ha visto, en el que sin pudor, sin escrúpulos, sin miedo, sin… se expone que mi hija de 6 años es algo así como una seta que respira por gracia divina. Anular no puede ser que esa orientadora que firma que no evalúa a la menor tras recibir ese informe que si bien, manda al carajo toda las capacidades positivas que pueda tener y por tanto no procede valorar como Alta Capacidad, se lave las manos cuando tiene delante a una seta.

Si Ud. fueron “tan listos” de dejar constancia documental de que lo que ven es una seta, NO PUEDEN NO VALORARLA, tenían que haberlo hecho, no por ALTA CAPACIDAD, imposible visto el informe, pero sí por ser una seta, ese informe es prescriptivo de una valoración por discapacidad, por dificultades, pero prescriptivo a fin de cuentas.

Cierto, me dicen. Con este informe no podían negarle una valoración psicopedagógica por necesidades de apoyo.

– Pero me lo negaron.

– Quedará anulado.

– Pero anularlo ¿qué es?

– No constará.

¡¡¡¡¡ ¿Cómo no va a constar?!!!!!!

¿Cómo no va a saberse? ¿Cómo va a desaparecer que “la suerte” de mis hijos es que yo conozco la legislación, que yo sé cómo y dónde presentar registro y abrir procedimiento o que yo sé leer e interpretar informes a pesar de que estos, por crearse con una intención, expongan la contraria?

¡No puede anularse y ya!. No quiero que una falsa cree un estigma a mi hija pero ante indicios, ante pruebas de un posible y probable MALTRATO INSTITUCIONAL, no cabe sólo la nulidad.

Soy práctica. No voy a esperar 15 años que tardará, mínimo, una sentencia a una demanda a una institución que, por regla general, recurre hasta el supremo para que, cuando se ratifique la sentencia mis hijos y los de otros estén ya en la Universidad y no les sirva de nada.

La gente tiene que saber antes, tiene que saberse YA!, tiene que compartirse que se firman y sellan despropósitos sin impunidad, tiene que difundirse que anular fallos no puede depender de que se tenga la “suerte” de que yo existo para mis hijos, de que topen con un padre o con una madre con conocimientos a los que no se les pueda entregar incoherencias legislativas y educativas, Uds. que se dan golpes en el pecho de que todo lo hacen por el bienestar del menor, Uds. debían protegerlos tanto como yo, tanto como su padre, si no, permítanme la licencia de exponer públicamente que como madre, como padre no se confíe en el sistema pues a mi familia no nos ha protegido.

No escondan, visualicen pues que no les quepa la menor duda de que yo lo haré.

RECUERDE cuando haya agotado contactos con la administración educativa territorial, todavía le queda la Alta Inspección que esta no depende de la Delegación Territorial si no del Gobierno.

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  1. Altas capacidades: ¿qué pasó con la reivindicación? - […] que salgan más casos a la luz. Muchos conocéis la historia, ella misma la contó en su blog, aquí…

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