LA FRUSTRACIÓN

LA FRUSTRACIÓN

Mi hijo se frustraba, cuando algo no entendía él se frustraba y yo pedí que valoraran qué pasaba. Esa profesora en vez de darnos lo solicitado dijo que traería una psicóloga y que haría una sesión grupal con todos los padres de la clase de 5 años. Yo no quería que todos los padres de 5 años supieran de mi hijo pero ella dijo: “es que su hijo no es el único y no va a recibir una atención preferente”.

Preferente no, pero eso qué tipo de atención era, ¡una sesión grupal!

La cuestión es que en la citada sesión grupal todos los padres que acudieron vieron una situación muy forzada que no sabían por dónde les venía pues yo no dije nada pero apreciarla, lo apreciaron y aun hoy hablan de ello, de que no entendieron para qué estaban allí y qué ocurría.

En esa sesión la psicóloga (contratada, pues era un centro concertado) estuvo buscando quien era la madre de la que le habían hablado o eso se percibía a la legua pues, como yo no hablé nada, a cada madre que intervenía le preguntaba por su hijo y la madre o el padre si tenía una pequeña que no un niño entonces no duraba ni dos minutos conversando, y es que buscaba a una en específico, a una con un niño.

Por gestos y señales del equipo de centro me encontró.

Así que me preguntó y yo dije que no me gustaba hablar en público (sí vale, no es cierto, pero no quería sin más, mi hijo no debiera ser un tema público), pero aun así ella siguió, haciendo oídos sordos y buscando sacarme lo que ella tenía pensado contrarrestar. No lo consiguió, así que se tuvo que quitar el disfraz y ser ella la que soltase sin venir a cuento: “pero es que tu hijo no puede frustrarse, sólo tiene 5 años y con 5 años no existe la frustración, no digas eso que yo soy psicóloga colegiada desde hace más de 20 años y estás equivocada”.

Seguí callada, para qué discutir, yo sé que mi hijo tenía episodios de frustración, pero como no tengo un título colegiado ni más de 20 años de experiencia, quién soy yo para empeñarme… solo una madre.

Así que los siguientes días mi hijo siguió frustrado y yo esperando que acabase el curso mientras seguía solicitando que lo viera un orientador, cosa que debió molestar mucho a la dirección pues tuvimos contraataque, pero esto lo contaré en otro momento.

Que por qué se frustraba mi hijo.

Voy a contar una de las últimas.

Me llega un día cabreado porque le han reñido y no está de acuerdo. Le pregunto sobre ello y me dice: “en el recreo me fui a clase solo y no se puede”. Bueno pues ya lo sabes para otra le contesté, quédate en el recreo. Y él argumentó: “¿Por qué? ¿Qué les importa a ellos si no les molesto? Yo quería estar solo y no escuchando jaleo, no molesto a nadie, no hago nada, ¿por qué me riñen como si fuese malo? ¿Eso es ser malo?”

No lo es, sólo es una regla, seguramente porque eres muy pequeño y tienen que tener a todos controlados en el recreo tienen como norma que no suba nadie a clase, no es motivo de riña sino de explicación…eso pensé, pero yo no podía decirle eso, todo eso, porque entonces le haría ver a mi hijo que se han equivocado y al día siguiente contestaría más (con las repercusiones que eso le traería) sabiendo que la autoridad también se equivoca, así que sólo pude transmitirle el inicio de mi pensamiento: “No lo es, solo es una regla, seguramente porque eres muy pequeño y tienen que tener a todos controlados en el recreo tienen como norma que no suba nadie a clase”, pedirle que atienda a la norma y sin que él lo sepa ir a tutoría para sugerirle a su tutora que no le trate como un niño malo sino como un niño que necesita comprender, al menos esta vez necesita comprender por qué no podía estar solo.

Y eso hice, puse una tirita no cerré la herida. Él entendió que era una norma pero seguía sabiendo porque ¡con 5 años también se sabe! que hubo un error, ¿y yo?, pues yo recibí el aviso de “¡no venga usted a decirme cómo hacer mi trabajo que la profesional de la educación soy yo y no voy a estar dando explicaciones a todos los niños que hacen lo que quieren!”.

Frustracion

De nuevo para qué discutir, yo sé que esa señora se equivocó pero como “no soy profesional de la educación”, quién soy yo para empeñarme… solo una madre… o quizás no, pero a ellos les da igual, ni preguntan por mi profesión ni se acuerdan que existe el Decreto 328/2010, de 13 de julio y  la Orden de 20 de junio de 2011, por las que, entre otros, se regulan los derechos a la participación y colaboración a las familias en el proceso educativo de sus hijos e hijas, legislación por la que debieran mínimo escucharme como madre aunque no les haya gritado: “sí señora, sí soy profesional de la educación, tengo en casa un título igual que el suyo y experiencia sobrada inclusive escribiendo manuales didácticos para el profesorado que sí desea aprender, escuchar, innovar, respetar a todo lo raro que usted se empeña en machacar”.

 

Duele. Hay padres que quieren hijos superdotados … yo solo quiero que mi hijo sea feliz y duele, porque sabes que pocos van a entenderle a lo largo de su vida…así que no me queda otra, estoy obligada como madre porque sí soy algo: soy su madre y ahora voy a gritarlo de esta forma, de esa que queda, de esa que permanece para que quien tenga oídos que escuche, ojos que vea y boca que hable: sólo se necesita un poco de respeto y dosis de comprensión, así que si quieres entender y hacer entender a un niño: ESCÚCHALO!!!.

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2 Comentarios

  1. Luisa_Modesto
    Feb 4, 2015

    Me has emocionado mucho. Yo también quiero que mis hijos sean felices y es una lástima que por culpa de algunas profesoras mal preparadas se sientan frustrados nuestros peques. Hay que seguir luchando por la infancia de nuestros hijos, hay que ayudarlos desde el amor y dar la cara por ellos todas las veces que haga falta.
    Gracias por tus reflexiones que, si me lo permites, haré propias. Un besote.

    • Ana Esther Galán
      Feb 4, 2015

      Gracias a tí Luisa, tienes mi permiso pues yo me quedo también con una frase tuya: ayudarlos desde el amor. Besos.

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