ETIQUETAS
¿Pero entonces él es…? Pedro. Sí, se llama Pedro. Si quieres definirle, sólo llámale así, por su nombre: PEDRO. Nació con mucho pelo. Tiene los ojos azules y una carita muy fina. Es bonico. Creímos que heredó genes galanes de estatura pues hasta hace un año las etiquetas de su ropa correspondían a las de un niño de 2-3 años menos, pero, de pronto, pasamos a tener que comprar una talla de más de su edad. Es noble y tímido. Buen observador, escucha paciente y habla sólo si se le pregunta o aprecia una injusticia. Como vea una injusticia, se olvida hasta de su timidez y con un temple innato, que no he podido enseñarle yo pues yo no lo tengo y soy yo quien intento copiárselo, él contesta o se expresa o actúa. Y eso sí es mío. No va a ser una persona pasiva,...
LA PERCEPCIÓN PROPIA Y LA AJENA
Por tus palabras y tus hechos serás juzgado, le dijeron. Y Sócrates respondió: sólo yo puedo juzgarme a mí mismo pues sólo yo me conozco y sé la motivación de mis actos, pero lo acepto, procedan a equivocarse. Y se equivocaron. Y él lo aceptó, aunque podía haber huido. Cuando estudiaba Filosofía en Granada, qué buen tiempo aquél, había algo que me desconcertaba. Cada vez que estudiabas a un filósofo escuchabas la interpretación de sus textos y tú misma interpretabas y cada noche me acostaba pensando si sería acertado aquello que pensaba que quería decir aquel genio que sólo me dejó palabras. No puedes saberlo, descubrí. Con pesar, acepté que nunca puedes conocer a nadie igual que te conoces a tí mismo. ¡Hay tantas variables!. Si tienes un mal o buen día, si se...
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