UNA CABEZA NORMAL
Hace años que conozco un chaval con altas capacidades que ahora está estudiando en la universidad bioquímica. De vez en cuando me llama para contarme-desahogarse-buscar comprensión.Él tiene una forma de hacer las cosas.Cuando era alumno mío, venía a veces frustrado porque no había sacado la nota que él esperaba en un examen, generalmente de ciencias, los de letras, como que le afectaban menos. Se daba siempre la misma situación: la solución era la correcta pero el procedimiento que seguía no era el GENERAL, él había llegado al mismo resultado de una forma más rápida y eficaz que la vista en clase.Peeeero… no le habían valorado el resultado en positivo sino ese procedimiento divergente en negativo.Era una faena tener que decirle que tenía que hacer el...
LO CORRECTO, EL ERROR. –
Ayer, una situación, motivó este artículo. La situación: En familia, en una playa al lado de una de perros, llega un perro suelto, se mueve entre nosotros, mete el hocico en una bolsa de patatas y come de ella. Miro para los lados y compruebo quién ha dejado sin supervisión al perro y me pongo de pie y en tono altivo, la señalo y le digo: “Eh!, tú, tu perro está aquí comiéndose nuestra comida, ven a por él con tu bolso”. Ni se levanta, lo llama. Es una mujer de mi edad o así, acompañada de una joven veinteañera. Al ver su respuesta, mi tono se vuelve más fuerte y mi cuerpo se pone más recto y desde esos 30 metros que nos separan, le ordeno: “Te he dicho que vengas, ¡coge el bolso y ven ya!”. Se dispone a venir indicándole a su acompañante algo, pero no coge el...
LA EDAD.-
Otro puto número. Por qué el ser humano DIVIDE por números. Porque por algo hay que dividir… ¿? He conocido niños y niñas (ahí está Carla, Sarah, Sofía, Mariajo, mi pelirroja, Manar,…) con una capacidad inmensa de entender, comprender el mundo con ojos de anciano, con una visión tan amplia y precisa de la realidad que no aprecias el tiempo que llevan en el mundo a la par que te alegras por saber que aún tienen mucho tiempo para cambiar las cosas en el. Por contra, me he topado con verdaderos topos, ciegos a pesar de sus años, que justifican su «sapiencia» con «tengo muchos días de vida». De corazón latiendo sí, de aprendizajes adquiridos no y de visión coherente tampoco, dan ganas de decirles; pero para qué, si van a justificar sus carencias con...
LA SOPA DE PIEDRAS
No decimos lo que pensamos. Bueno, yo no lo decía. Hace tiempo que dejé que mis pensamientos llenasen mi boca de palabras o mis WhatsApp de mensajes. A veces, crees que es suficiente con querer a los hijos, hacer cosas por ellos, que lo verán… Pero no, no es suficiente, tienes que decirles qué sientes, qué piensas para que no se lo imaginen, sino que lo sepan. Os comparto un artículo al respecto que me publicaron el 15/08/2018: https://www.diariocordoba.com/opinion/2018/08/15/educacion-emocional-36383999.html Tenemos demasiados tabús emocionales. Todavía hay quién se extraña cuando le doy un abrazo. Todavía hay quién me dice: “no sabía que eras así”. Así cómo, me pregunto a veces. Nos han moldeado como guerreros con armadura y escudo. Nos han dicho:...
LA BELLEZA ESTÁ EN LA PERFECCIÓN MÁS IMPERFECTA.
Cuando nos hacen daño, el primer sentimiento que aparece es el coraje. Hay que superarlo. Puedes buscar mantenerte ocupad@, centrarte en todo lo que tienes y no en lo que pierdes y luchar porque ese sentimiento no se apodere de ti. Lo otro, dejar que se apodere, es rendirse. Después llega la pena, ese sentimiento de sentir que no es justo que eso te pase a ti, qué has hecho, por qué esa lanza atraviesa tu costado, por qué se ríen y mofan de tu dolor. Hay que superarlo. Si dejas que el victimismo se apodere de ti, si te sientes víctima, te estás rindiendo, no luchando. Hay que luchar por sonreír, luchar por centrarte en todo lo bueno, todo lo justo que te ha pasado, pues en el camino hay piedras, pero también hay regalos, hay hechos injustos pero también otros...
EDUCACIÓN EMOCIONAL
Hay que contarles lo que se les quiere. La belleza está en la perfección más imperfecta. Ayer estaba Carla desbocada, alterna momentos. En un episodio la acerqué y le expliqué que no es justo que a su padre, a su hermano y a mí nos trate así, que pensamos siempre en su bienestar. Me miraba orgullosa, desafiante, con rabia,… cambió de tema: ¡quiero la bicicleta! – ‘Ahora la coges. Te estoy hablando. Cuando tú me hablas te gusta que te escuche. A mí también. Te has equivocado y quiero saber si sabes que te has equivocado, si vas a pensar en ello, si lo vas a cambiar,…’ Volvió a mirarme desafiante y orgullosa. Clavó sus ojos en los míos. Su boca evidenciaba rabia, incomodidad, sus ojos, orgullo, ninguna gana de decir que se equivocó...
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